Desde enero de 2025, las pensiones contributivas se han incrementado un 2,8%. Con esta medida, el Gobierno espera asegurar que los más de 9,3 millones de pensionistas españoles mantengan su poder adquisitivo frente a la inflación. Este aumento está basado en el Índice de Precios al Consumo (IPC) medio interanual registrado entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024. Y en la práctica, supone un incremento de 600 euros anuales para una pensión media de jubilación y de 500 euros al año para el resto del sistema general.
Además, las pensiones mínimas y no contributivas recibirán un aumento mayor, siguiendo las recomendaciones del Pacto de Toledo para reforzar la protección de los colectivos más vulnerables. Aunque el Gobierno aún debe fijar estas subidas, en 2024 las mínimas crecieron un 6,9%, casi el doble que las contributivas, lo que podría repetirse este año.
La parte negativa, es que esta revalorización tendrá un alto coste. La Seguridad Social estima que la actualización del 2,8% supondrá un gasto de 6.000 millones de euros, cifra que crecerá al incluir el incremento superior de las pensiones mínimas. Por eso, se aplicarán medidas para aumentar la recaudación y mantener la sostenibilidad financiera, como el aumento de las bases máximas de cotización y la introducción de la nueva cuota de solidaridad para los salarios más altos.
“Actualizar las pensiones protege el bienestar de los pensionistas, pero para que este modelo sea viable a largo plazo es necesario tomar medidas que incrementen los ingresos del sistema”, explica José Miguel Peñas, director general del Grupo Servicios Reunidos Peñas (SRP). “Es aquí donde pueden llegar las malas noticias para los empresarios y autónomos, especialmente por las nuevas cotizaciones y la subida de bases máximas”.
Ajustes en las cotizaciones y las pensiones máximas
Este año, la base máxima de cotización aumentará cerca de un 4%, alcanzando los 5.000 euros mensuales (60.000 euros anuales), frente a los 4.720 euros actuales. Sin embargo, las pensiones máximas, que subirán en línea con el IPC, alcanzarán los 3.300 euros al mes (en 14 pagas), marcando una diferencia de crecimiento significativa entre las cotizaciones y las prestaciones más altas.
Este desfase, establecido por las reformas vigentes, busca garantizar que el sistema recaude más sin incrementar desproporcionadamente las pensiones más elevadas. De hecho, para 2050, las bases máximas habrán aumentado un 38%, mientras que las pensiones máximas lo habrán hecho en un 20%.
Otra novedad importante será la aplicación de la cuota de solidaridad, dirigida a los salarios que superen la base máxima de cotización. Esta medida, que se aplicará de forma progresiva en tres tramos según el exceso salarial, no generará derechos adicionales de pensión. Su objetivo es reforzar los ingresos del sistema para garantizar su estabilidad a largo plazo.
“Es una medida que hay que entender dentro de un contexto de envejecimiento poblacional, en el que se busca equilibrar los ingresos del sistema sin perjudicar el principio de equidad. Sin embargo, es evidente que las rentas más altas asumirán un esfuerzo contributivo mayor que no se va a traducir proporcionalmente en un aumento de sus prestaciones”, señala Peñas.
Cambios en la jubilación y nuevos cálculos de la pensión
En 2025, la edad legal de jubilación subirá a 66 años y 8 meses para quienes hayan cotizado menos de 38 años y 3 meses, mientras que aquellos que superen este umbral podrán retirarse a los 65 años. También se mantienen los requisitos actuales para acceder al 100% de la base reguladora, que exigen haber cotizado 36 años y 6 meses. Este requisito aumentará progresivamente hasta alcanzar los 37 años en 2027.
Un cambio significativo llegará en 2026, con la posibilidad de elegir entre dos opciones para calcular la base reguladora: los 25 últimos años cotizados o 29 años excluyendo los dos peores. Este ajuste busca beneficiar a los trabajadores con carreras laborales irregulares, ofreciendo mayor flexibilidad para garantizar una pensión más justa.
El incremento del IPC, que cerró noviembre de 2024 en un 2,4%, refleja un entorno de precios al alza, impulsado por el encarecimiento de los carburantes y la electricidad. Aunque los alimentos registraron la menor subida interanual desde 2021, con un 1,7%, otros sectores como vivienda y transporte muestran mayores incrementos, condicionando el poder adquisitivo de los pensionistas. “Es esencial encontrar un equilibrio. Las pensiones deben ser justas y sostenibles, asegurando que quienes trabajan hoy puedan confiar en el sistema en el futuro”, concluye Peñas. Con estos ajustes, 2025 será un año de transición hacia un modelo de pensiones más adaptado a los problemas demográficos que enfrenta el sistema.


